Una contraseña es una clave que brinda acceso a algo que sin dicha clave es inaccesible. Una forma de autenticación que utiliza datos secretos para controlar el acceso a un recurso. Gracias a las contraseñas podemos proteger toda nuestra información y datos personales almacenados en ordenadores, móviles y cuentas en línea.
El uso de las contraseñas lleva presente desde la Antigüedad, pasando por los primeros días de la informática hasta la actualidad. En esta entrada te contamos la historia y evolución de las contraseñas y su uso a lo largo de los años.
Historia y evolución de las contraseñas
Las contraseñas han sido utilizadas a lo largo de la historia como una forma de proteger información sensible o restringir el acceso a ciertos lugares o recursos. A continuación, hablaremos de la historia y evolución de las contraseñas y de cómo surgieron desde la antigüedad hasta la forma digital que conocemos hoy en día.
Antigüedad
Se sabe que, desde la Antigüedad, en la Antigua Grecia, utilizaban palabras clave, dibujos o sonidos como “santo y seña” para entrar a lugares o ser reconocidos como parte del grupo. También, los romanos utilizaban contraseñas para identificar a amigos y aliados en la oscuridad para evitar ataques sorpresa, para transmitir mensajes militares importantes entre tropas o para reemplazar a otro en la realización de una guardia.
En épocas pasadas, muchas tribus y comunidades también utilizaron claves para identificar a miembros de confianza.
Siglo XIX
Durante la era industrial, se utilizaron las contraseñas para proteger mensajes con información militar y gubernamental, o restringir el acceso a instalaciones críticas.
Siglo XX
Con la llegada de los primeros ordenadores, las contraseñas que eran simples y generalmente se compartían entre varios usuarios, se convirtieron en una forma de autenticación en los sistemas informáticos. No se prestaba atención a la seguridad de las contraseñas.
A finales del siglo XX, el cine popularizó el uso de las contraseñas en películas de ciencia ficción como en “Misión Imposible” (1996), donde Ethan Hunt accede al terminal de la CIA con la contraseña “AW96B6”.
Década de 1960
En los años 60, Fernando Corbató creó las primeras cuentas de usuario protegidas con contraseña en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Cada usuario podía acceder a los archivos que le correspondían en consolas vinculadas al ordenador principal de la universidad.
La contraseña se usaba para mantener privados los archivos individuales y así cada usuario accedía a sus contenidos en las horas que le correspondían.
Década de 1970
En el año 1972, el criptógrafo Robert Morris inventó el hash. El hash es un proceso de cifrado que traduce las contraseñas en números.
Posterior a esto, Morris colaboró con Ken Thompson para crear un proceso complementario llamado salting. El salting añade cadenas aleatorias a las contraseñas para hacerlas más difíciles de hackear.
Ambos procesos se siguen usando en la actualidad.
Década de 1990-2000
Con la creciente amenaza de ataques cibernéticos y de suplantaciones de identidad en línea, la seguridad informática se ha convertido en una preocupación importante. Se han implementado nuevas técnicas como contraseñas más largas, autenticación de doble factor y multifactor, uso de gestores de contraseñas…
La autenticación de doble factor (2FA) es un sistema muy presente en la actualidad. Este sistema solicita a los usuarios que se autentiquen a través de otro sistema adicional como un código temporal en un SMS, un correo o una aplicación de autenticación.
A raíz de esto, las empresas permitieron que los empleados usaran sus móviles privados en el trabajo.
Era digital
Las contraseñas digitales han evolucionado para adaptarse a las crecientes amenazas de seguridad en la red, como ataques de fuerza bruta, phishing, suplantación de identidad, etc. Teniendo en cuenta estos riesgos, cada vez más se están explorando nuevas formas de autenticación más seguras, como la biometría y la autenticación multifactor.
Consejos clave para asegurar contraseñas
Una contraseña segura es la principal barrera que impide que te hackeen la mayoría de tus cuentas en línea, por eso, queremos compartir algunos consejos clave para asegurar que todas tus contraseñas sean lo más seguras y resistentes ante posibles amenazas cibernéticas:
- Evita tener contraseñas cortas, intenta que mínimo tenga 10-12 caracteres.
- Evita secuencias de números y letras predecibles como “1234” o “aabbcc”, también evita palabras comunes como “contraseña”.
- Utiliza combinaciones de minúsculas, mayúsculas, símbolos y números.
- Evita sustitutos obvios de caracteres, usar el número “0” en vez de la letra “O”.
- Utiliza frases que sean significativas para ti y difíciles de adivinar para el ordenador.
- No utilices contraseñas que ya tengas en otras cuentas, crea contraseñas originales para cada cuenta.
- No compartas contraseñas a través de correo electrónico o mensajes.